domingo, 23 de diciembre de 2007

Laviana

Creciendo feesca y lozana
y escuchando su canción,
¡que bonita está Laviana
en la orilla del Nalón!

Es villa de lindo talle
y pequeños horizontes,
es un placentero valle
todo cercado de montes.

Interior, casas y fuentes
y placitas deliciosas,
hombres buenos y valientes
y mujeres primorosas.

de las niñas no hay que hablar,
a más de bonitas son
seductoras al cantar
y temibles al balcón.

La iglesia es fría, bastante
propia del tiempo estival,
más por alta y elegante
parece una catedral.

Tienen sus alrededores
castaños y praderíos
y frutas de las mejores
y preciosos caseríos.

Y también cada aldeana
cantarina y gayaspera,
que es de verdad flor temprana
cantando la primavera.

Era la ¡Aldea perdida!
muy bella niña al nacer,
pero la aldea crecida
es una hermosa mujer.

Entre montes escondido,
eres laviana un tesoro,
si de niña te he querido
ahora de mujer te adoro.

puedes decir orgullosa
y con gesto placentero,
que no hay virgen más hermosa
que la Virgen del Otero.

Sólo de haberte dejado
el pesar casi me agobia,
pero marché enamorado
y sigues siendo mi novia.

Sé que te voy a dejar,
que está en camino la muerte,
y sólo sufro al pensar
que después no puedo verte.

más siento dulce emoción
viéndote fresca y lozana,
porque dejo el corazón
a la Pola de laviana.

Al despedirme de ti
ni cantar ni flores quiero,
'laviana reza por mi
a la Virgen del Otro

Emilio Martínez (inédito)

lunes, 10 de diciembre de 2007

El Nalón

Mole de piedra corona
el recio vientre que encarna,
en las alturas de Tarna
la fuente de la Nalona.
Sonriente y juguetona
en su brusca descensión,
siente el agua la emoción
de las brisas campesinas,
y va por tierras casinas
formando el río Nalón.

Satisfecho de sentir
besos del río a su paso,
disfruta Campo de Caso
la alegría de vivir.
Alzan por verlo venir
los chalets sus miradores,
y las niñas y las flores,
con el alba y el rocío,
gozan al pasar el río
que sigue cantando amores.

Viendo la marcha jovial
del Nalón bello y fecundo,
Deboyo rompe su fundo
y forma un arco triunfal.
Pasa el líquido cristal
por la cueva murmurando,
y el túnel siempre gozando
ve que rápidas y duchas,
suben y bajan las truchas
y el río sigue cantando.


Con homenaje sincero
de los unidos coyanes,
dedica al Cristo de Tanes
su plegaria placentero.
Sigue adelante ligero
su avance de buen soldado,
cantando plácidamente,
el saludo reverente
del Castillo del Condado.

Al acercarse a Laviana,
aumenta el Nalón su arrullo,
cuando besa con orgullo
el Puente de la Chalana.
Por la memoria cristiana
de don Arturo León,
eleva allí la oración
de la linfa placentera
y prosigue su carrera
sin detenerse el Nalón

Vestidos de verde y rosa
están el valle y el monte
y refleja el horizonte
su belleza misteriosa.
en la ribera frondosa
el río, al pasar ligero,
ve como luz de un lucero
que le encanta y maravilla
y quedar quiere en la villa
con la Virgen del Otero.



más es su destino andar,
cual eterno caminante,
y sigue fiel adelante
a fundirse con el mar.
Encuentra Sama al pasar
brillante joya asturiana
y la besa como hermana
a quien se rinde tributo,
¡pero el Nalón lleva luto
desde que deja Laviana!

Es verdad que enfurecido
por la lluvia algunas veces,
arrastra piedras y peces
y va de barro vestido.
Es entonces su rugido
por el valle y por la sierra,
tremendo grito de guerra,
que en las noches del invierno
parece ser del infierno
lanzado contra la tierra.

pero es el soplo divino
que de los aires infectos
barre polillas e insectos
que estorban en el camino.
Es luz que manda el destino
contra lo podre y lo inmundo,
es el aliento fecundo
que el señor con su poder
¡envía para barrer
la podredumbre del mundo!

Alegre río Nalón,
¡con qué nostalgia y cariño,
ahora como de niño
te siente mi corazón!
¡Adiós, pasó la ilusión
de volver a chapuzar,
tú seguirás tu cantar
por el valle y por la sierra!,
¡Yo voy a hundirme en la tierra,
tú vas a hundirte en el mar!


Emilio Martínez