miércoles, 7 de noviembre de 2007

Sol de Ocaso

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Sol de ocaso

Asturiana :
yo te he visto una mañana
ya lejana,
en las márgenes floridas del Nalón;
desde entonces, alma mía,
fuiste el sol de mi alegría
y la dulce poesía
que embriagó mi corazón.
Labios rojos
que a las dalias dan enojos, claros ojos
que me visteis rebosando de placer,
por vosotros con el alma entristecida
a lo largo de la vida
he pensado en la querida
hora ansiada de volver.
La bella ilusión que entonces
en mis frases advertiste,
ya no existe;
de ensueños de amor me alejo,
y voy caminando a viejo
¡solo y triste!
Yo soñé un nido de amores
entre flores
donde en castos embelesos
verías como despeina,
Unos cabellos de reina,
la brisa con dulces besos.
Donde me habrías de ver,
ebrio de dicha y placer,
adorarte,
como soñador asceta
dando con luz al arte
mi corazón de poeta.
Asturiana:
la mañana
ya lejana,
es visión inextinguible,
que envuelta en suave penumbra
hoy alumbra
la beldad de un imposible.
¡Qué bello es, soñando amores,
entre flores
forjar de dichas un nido!
¡qué triste cuando se quiere
saber que el amor se muere
sin el placer del olvido!
¡Adiós! Que con otro hermosa
goces los sueños de rosa
que cerca de mí sentiste;
mientras caminado a viejo,
¡yo me alejo
solo y triste!

(Emilio Martínez)




Del libro Nubes y Rocío, editado en Barcelona en el año 1912.

1 comentario:

Leodegundia dijo...

Este poema no me resulta desconocido, es un poema precioso lleno de sentimiento con ese toque de añoranza tan propio de los asturianos.
Bienvenida a este mundo de los blogs.
Un abrazo